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Recientemente re-implementado por Last Bastion, Ghost Stories marcó un punto y aparte en los juegos cooperativos por su exigencia, su elegancia de mecánicas y una envoltura temática de lo más particular. Veámoslo en profundidad.

¿De qué va?

Hace siglos que el reinado de Wu Feng llegó a su fin. Pero su espíritu ha abandonado el reino del infierno para reclamar venganza. Solo los monjes Taoistas (Fat-si) pueden buscarlo y enfrentarse a él. Con sus poderes y su capacidad de lidiar entre los vivos y los muertos, serán los encargados de encontrar a su reencarnación y derrotarlos. ¿A qué adivinas quién se encargará de representar a los valerosos monjes?

Los jugadores llevarán a cabo su búsqueda en un pueblo con varias localizaciones (representadas por nueve losetas) en las que podrán encontrar diferentes ayudas. Al fin y al cabo, terminar con el malvado Wu Feng interesa a todos.

Mecánicas y juego

En Ghost Stories los jugadores se situarán frente al pueblo formado por las nueve losetas de localización, y con sus tableros de jugador que servirán tanto para recordar sus poderes únicos – dependiendo el color del monje, y la cara del tablero- como para enfrentar a los fantasmas que vayan surgiendo durante la partida, en uno de los 3 espacios que posee. El objetivo es dar con la encarnación de Wu Feng (que aguarda hacia el final del mazo de fantasmas) y exorcizarla.

Los fantasmas que acudan a nuestro tablero tendrán diferentes características (habilidades, resistencia, recompensas, etc) y diferentes valores en ellas. Pero deberemos deshacernos cuanto antes de ellos. Tener las tres casillas de fantasma ocupada nos mermará poco a poco, y si un mismo fantasma permanece durante demasiado tiempo, acabará por encantar las diferentes localizaciones del poblado que tenemos frente a nosotros. Esto nos impedirá utilizar sus utilísimas acciones y, a la postre, provocarán nuestra derrota.

Ayudamos… y aceptamos ayuda

Los jugadores participantes deberán mover a sus monjes con sabiduría. No sólo deberemos pensar en que terminar frente a uno de los fantasmas que ocupan nuestro tablero nos permitirá combatirlo (algo harto importante), si no que deberemos tener en cuenta la acción de loseta que más nos interesa llevar a cabo en un futuro inmediato, pues el movimiento por el pueblo no es tan rápido como nos gustaría.

Estas acción de loseta -favores que pedimos a la población- nos servirán para minimizar el impacto del azar en las tiradas de exorcismo, recuperar losetas que hayan sido encantadas con anterioridad, resucitar a un monje taoista caído, y un buen puñado de acciones vitales para salvar ciertas situaciones de cara a ganar nuestra partida. Algo que, os aseguro, no conseguiréis así como así.

Azar sí, pero controlado

El azar está presente, no os vamos a engañar. Tanto en el dado de maldición (dado negro que establecerá los efectos negativos para los jugadores) y en los dados Tao, que serán los que utilizaremos a la hora de enfrentarnos a los fantasmas e intentar exorcizarlos. Cada fantasma tendrá una resistencia que deberemos igualar o superar con las caras de los 3 dados Tao en una única tirada.

Como reza el título de esta subsección, ese azar podemos controlarlo. A través de acciones que conseguiremos llevar a cabo en el pueblo, podremos conseguir fichas Tao, de los diferentes colores, que podremos gastar como si hubiéramos obtenido dicha cara en un dado. Además, el dado Tao contiene una cara blanca que puede utilizarse como comodín.

Con todo, el juego está pensado para no dejarte respirar. Poco a poco verás como tu tablero y sus tres casillas para fantasma se va llenando, teniendo que aplicar sus terribles habilidades especiales y asumiendo que, si todos los huecos para fantasma de los jugadores en juego están copados, iremos perdiendo Qi (a la sazón, la vitalidad de nuestros monjes).

Fácil de jugar, difícil de dominar

Aunque tenéis una vista global de lo que el juego significa, faltan muchos detalles que le dan volumen a su jugabilidad: fichas de Yin-Yang -una especie de salvavidas de un sólo uso-; las diferentes habilidades de los taoistas, que otorgan al juego una agradable asimetría; y por supuesto la aparición final de la reencarnación de Wu Feng -no siempre es la misma., al que ya resulta un logro llega a encontrar y una heroicidad alcanzar a derrotar.

Más allá de lo complejo que puede resultar al principio la ausencia de textos, con el consiguiente uso de innumerables símbolos para explicar cualquier acción de los componentes, el juego es relativamente sencillo de aprender. Sus mecánicas son elegantes y directas, por lo que una vez familiarizados con su nomenclatura, todo irá corrido a la hora de jugar los turnos. Pero eso no quiere decir que resulte fácil de ganar. En absoluto. Estamos ante uno de los cooperativos más difíciles de ganar de cuantos he probado.

Materiales y arte

El arte del juego, a cargo de Pierô, está a medio camino entre lo infantil y lo tétrico. Si bien le da un aspecto muy personal al conjunto es cierto que no termina de cuadrar del todo con el tema que se nos propone y lo sitúa, gracias a su singular colorido, en una dimensión cercana a la de la animación. Como siempre, muy subjetivo todo lo relativo al arte, pero sin duda ejecutado con maestría por el ilustrador.

En cuestión de materiales, la edición con la que está hecha esta reseña es de lo más correcta sin destacar especialmente en nada. Unos dados comunes -aunque personalizados-, cartas tamaño euro de aceptable calidad y una buena cantidad de cartón que se reparte entre tableros y fichas. El poco plástico que trae se lo reparten las figuras de fantasma, de monjes y el buda. Nada del otro mundo, aunque cumplen su función.

Cooperación

Así como otros juegos cooperativos limitan la comunicación entre los participantes, en aras de dificultar el juego – y de paso la cooperación-, Ghost Stories no se preocupa de tal cosa. Bastantes quebraderos de cabeza genera como para poner más trabas. De hecho, sin una buena planificación y un acuerdo en cuanto a las acciones que cada uno irá ejecutando, el juego sería simplemente imposible.

Por ello, Ghost Stories -tras casi 15 años desde su primera publicación – sigue siendo un referente incuestionable de los juegos cooperativos. Antoine Bauzá (el mismo autor que dio a luz Hanabi) consigue con Ghost Stories llevarnos a momentos de genuina colaboración, en partidas tensas y disputadas, en que la derrota no será si no un aliciente para volverlo a intentar en un futuro.

Conclusiones

Ghost Stories (o en su defecto Last Bastion) es un imprescindible de los juegos cooperativos. Así de sencillo. Simplemente no puedes seguir con tu vida de jugón cooperativo si aún no lo has catado.

Y no te arrepentirás, pues las partidas te transmiten, a pesar de su elevada dificultad, la sensación de que siempre puedes mejorar algo. Siempre que caigas derrotado tendrás más o menos claro qué acción pudiste haber llevado a cabo antes, o cual podría haber esperado, para así haber llegado más lejos en tu batalla contra Wu Feng.

Date un tiempo cuando comiences a jugarlo y no permitas que la frustración haga mella en ti, pues pocas experiencias cooperativas alcanzan el nivel de llegar a derrotar a la reencarnación de Wu Feng en buena lid.. o al menos, de llegar a combatir con él.

PROS
  • Elegante combinación de mecánicas
  • Estrategia y azar conviven en equilibro
  • La dificultad es altísima, pero no molesta
CONTRAS
  • Al principio cuesta ponerse en marcha con tanto icono y sin textos

9,1


(dado que se trata básicamente del mismo juego, os dejo enlace a Last Bastion)

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1 comentario

  1. […] completamente de los textos en su diseño por lo que, como ya sucede con otros juegos como Ghost Stories, necesitarás tener a mano -sobre todo las primeras partidas- el manual para «traducir» cada […]

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